N/A: Tengo una pasión por algo más que la lectura: La música.En algunas partes les dejo links con algunas canciones que les recomiendo escuchar mientras leen Hasta abajo dejo el nombre de las canciones por si deciden buscarlas por su cuenta..
Las mejores personas están locas.
Mad Hatter: — Have I gone mad?
Alice Kingsley: — I'm afraid so. You're entirely bonkers. But I'll tell you a secret. All the best people are.
Alice Kingsley: — I'm afraid so. You're entirely bonkers. But I'll tell you a secret. All the best people are.
*Aquí voy vida nueva*
Aquí estaba yo, Elizabeth ,llegando a otro país, otro
continente. Dios me ayude. Supongo es importante que de mis antecedentes
¿Cierto?
Bueno, me llamo Elizabeth Faulkner, vengo de Canadá, país
perteneciente al continente americano. Cuando era joven viví la horrorosa
separación de mis padres quienes aun teniendo doce años de separados seguían
sin poder llevarse bien, el divorcio de mis padres sinceramente no había sido
lo mejor para mi, provocaron el que madurara demasiado rápido, desde los seis
años comencé a asumir responsabilidades que no le correspondían a una niña,
incluso más de una vez tuve que fungir el papel de madre mientras que mi madre
caía en sus depresiones y se encerraba en su cuarto por días, yo me las tenía
que arreglar para hacer mis cosas, tampoco puedo decir que mi infancia fue un
infierno porque sinceramente no lo fue, también tuvo sus partes buenas; mi
adolescencia, ésa bueno…ésa fue más difícil, durante un año dejé de hablar con
mi padre y de los trece a los quince años tuve constantes problemas con él
hasta que finalmente a los dieciséis
comprendí que era estúpido estar lidiando con mis padres a cada momento así que
me simplifiqué la vida y trataba de quitarle importancia a mis peleas con ellos
y trataba de darles gusto en todo lo que podía; cuando entré a la preparatoria
fue aun un poco más difícil ya que sumando el comportamiento de mis padres,
muchos saben que en preparatoria es cuando una comienza a enamorarse como loca
y yo no fui la excepción, estuve enamorada del mismo tipo los tres años de la
prepa, era un tipo encantador, medía exactamente dos metros, su mirada era tan
embriagante, su voz, solía jugar americano así que su cuerpo era perfecto, su
cabello completamente negro obscuro, era el sueño de toda mi vida, pero siempre
he sido más que penosa así que nunca tuve el valor de acercarme a hablarle en
persona, durante mi segundo año de prepa, su tercer año de prepa, comenzamos a
tener contacto pero por medio de mensajes privados por alguna red social y
después pasamos a los mensajes del celular, solía ser muy cariñoso, lindo y
atento conmigo, incluso más de una vez por no decir que siempre, coqueteaba
conmigo y eso me hacía ilusionarme demasiado, seguimos platicando así hasta que
un día me vine a enterar que él había comenzado una relación con una chica de
su mismo grado, seguí hablando con él tratando de fingir que yo era fuerte y
que me era indiferente si tenía una relación y pretendía conservar la “amistad”
con él, más de una vez le había preguntando sobre el tema de su novia que nunca
mencionaba y todas las veces esquivaba la pregunta o bien la hacía pasar como
simplemente una buena amiga, seguimos así tres meses hasta que de un día para
otro las conversaciones terminaron entre nosotros, al parecer él se había
enamorado de su novia finalmente y supongo yo ya no le importaba más. No
intenté mantener el contacto con él a pesar de las muchas veces que mis amigas me
animaron a hacerlo, debo mencionar que había desarrollado la maldición del
orgullo, así que me era muy difícil buscar a las personas yo primero y así fue
como terminó nuestro contacto, en mi último año de preparatoria él ya se había
ido a la universidad así que no me atormentaba tanto como antes, ese año traté
de fijarme en alguien más, pero siempre era lo mismo, resultaban ser unos
patanes, estúpidos o implemente no llenaban mis expectativas y digo, los
comprendía, sinceramente tenía expectativas muy grandes, otro defecto adquirido
a causa de los problemas de mis padres, buscaba una relación donde las cosas
simplemente surgieran día a día, donde no se forzara el amor, una relación con
una persona por la que te sintieras completamente enamorada pero aceptando sus
defectos y virtudes, donde estuvieras consciente de la personalidad de esa
persona, donde ninguno de los dos tuviera que cambiar para complacer al otro,
una relación donde existiera la confianza, donde hubieran peleas pero de vez en
cuando y que fueran fáciles de solucionar con un “te amo” y hablando las cosas,
una relación donde al ver a esa persona a los ojos supieras que era con él con
quien quieres estar, alguien que no siempre me diera la razón y que fuera un
poco peleonero, alguien que me tratara bien , alguien que se diera cuenta de lo
que realmente soy y no lo que solía fingir, alguien que con abrazarme me dijera
todo, alguien que tuviera planes para superarse y que respetara mis planes,
alguien que no planeara una vida junto a mi, que estuviera consciente de que la
relación iba a durar lo que tuviera que durar, alguien que tuviera cosas en
común conmigo pero al mismo tiempo tuviera más de una diferencia, alguien que
me impresionara con su plática, alguien que coqueteara conmigo diario, alguien
que no le importara tomarme de la mano enfrente del mundo entero pero que
también le valiera si se enteraban o no de nuestra relación…eso era lo que
buscaba. ¿Exigente? Más bien, soñadora digo yo. En fin, así fue mi
preparatoria, durante ese lapso comencé a ver posibilidades de estudiar en otro
lugar, deseaba superarme tanto como persona, trabajar y no depender de nadie,
buscaba salir de ese lugar así que me esforcé como no tiene idea por lograr
conseguir una beca en la carrera de relaciones internacionales, hice exámenes
de admisión para cinco universidades con la opción de estudiar en el extranjero
y logré entrar en una universidad con cierto prestigio y me ofrecía la
posibilidad de estudiar en el extranjero y dejar ese lugar con esa vida que no
me arrepentía de haberla tenido pero tampoco me alegraba del todo. Estudié mi
primer año en el país y al segundo me dieron la oportunidad de continuar
estudiando en Madrid, y es aquí donde comenzó todo.
Bajé del avión nerviosa , fui a recoger mi equipaje, en mi maleta
sólo traía mis cosas básicas, lo demás llegaría después. Iba saliendo a la sala
donde se recibían a las personas, me habían dicho que iban a mandar a una
persona para que fuera a recogerme, comencé a ver los letreros de todas las
personas hasta que vi uno que decía “Elizabeth Faulkner.”, suspiré aliviada y
fui hacia la persona con el letrero, era un chico alto, muy alto, me sacaba dos
cabezas ,su cabello era un poco…revoltoso, era de un color poco común, color
dorado cobrizo, tenía ojos verdes, unas facciones muy masculinas y duras pero
no al extremo de ser demasiado toscas, su nariz era recta y ¡Era perfecta!
–Debo confesar que había desarrollado una obsesión por las narices así que
solía fijarme siempre-, tenía unas manos grandes y elegantes, su dentadura era
perfecta, todos los dientes derechos, parejos y más que blancos. El tipo era
atractivo, iba vestido con un traje que lo hacía verse serio pero aun más
masculino y guapo.
-Tú debes ser Elizabeth-Me dijo en español con un acento
sexy. Era inglés, punto más para el chico.
Lo saludé alegremente y me respondió del mismo modo
presentándose como Anthony
Nigel estudiante de Mercadotecnia del
tercer año. Al parecer la escuela lo había mandado para darle créditos
para una materia, en fin, no es como si me interesara mucho. Me llevó a una
camioneta que ya nos estaba esperando con el chofer ahí, nos llevó a la
universidad, durante el camino fuimos conversando al principio en español hasta
que le pregunté si no prefería hablar en inglés, se sorprendió ante mi petición
pero aceptó, después de platicar un poco se vino a enterar que venía de Estados
Unidos así que comprendió porque le había pedido el hablar en inglés
preferentemente, al parecer había pensado que venía de México, Argentina o
algún otro país donde hablaran español. Cuando llegamos a la universidad me
llevó directamente a que me registrara. La universidad era enorme, nunca me
había imaginado algo así, moría por conocerla de lado a lado. Al registrarme me
entregaron mi horario, me tomaron la foto para mi credencial la cual me pedían
al entrar o salir de la universidad, me dieron la llave de mi departamento el
cual estaba dentro de la universidad, todo sonaba increíble, estaba más que
lista para esta nueva vida.
Anthony me había llevado a
conocer la universidad, en el centro
tenía un campo de futbol americano, otro campo de futbol rápido, en el
ala este de la universidad tenían una cancha de básquetbol y otra de tennis, en
el ala oeste tenía dos piscinas, las dos estaban separadas, una estaba techada y
era específicamente para el equipo de natación y la otra para todos los
estudiantes. La universidad tenía un montón de edificios, tenía unos cuantos
lugares de comida, un lago con un pequeño parque, estacionamiento, unas
pequeñas tiendas de ropa, me sorprendía, era como una pequeña ciudad, era el
sueño de toda persona, realmente tenía que estudiar muchísimo y conservar mi
beca si quería seguir en ese lugar. Así que, aquí voy vida nueva.
*¡Soy lesbiana!*
Durante la primer semana había conocido a mis profesores y
compañeros, todos ya se conocían así que me intimidaban un poco, no me costó
mucho trabajo identificar a cada uno, la verdad es que el grupo era pequeño,
era de veinte personas en los cuales estaban los estudiosos, las víboras amigas
de la típica niña bonita, los amigos del galán del salón y los normales, creo
que yo pertenecía al último grupo o eso prefería. Durante la clase de economía,
el profesor había pedido que hiciéramos equipos de tres o dos personas, todos
comenzaron a formar sus equipos inmediatamente dejando lógicamente olvidad a la
nueva. Estaba considerando mis opciones de equipo cuando escuché que alguien me
habló.
-¡Hey! ¡tú, la nueva!-Volteé para ver quién era quien me
hablaba y sorpresa la que me llevé al ver que era el “niño bonito del salón”.
-¿Quieres estar en mi equipo?-Preguntó con una sonrisa al parecer “sexy” para
él. Sinceramente no me convenía tener enemigos y menos si era nueva así que
asentí con la cabeza forzando una sonrisa. Creí que había estado bien decirle
que sí hasta que al mirar alrededor me di cuanta de la horrible mirada que me
lanzaban las “víboras”, genial,
intentando no conseguir enemigos y es lo que obtienes.
Al final de la clase el tipo se acercó a presentarse.-¿Qué
tal? Soy David. Tú eres…Elizabeth ¿Cierto?-David era alto, me sacaba como una
cabeza y media, estaba fornido, sus facciones eran atractivas pero un poco
toscas, sí debo confesar que el niño estaba muy bien y era el sueño de muchas
mujeres, pero no el mío realmente.
-Sí, mucho gusto David. Emm… ¿Quiénes están en el
equipo?-Pregunté para darme una idea de cómo iba a salir el trabajo.
-Estamos Max, tú y yo. ¿Te parece bien?
-Sí, claro.-La verdad es que no me parecía bien, ya me podía
ver trabajando como loca en el trabajo mientras ellos se divertían. Supongo vio
en mi expresión lo que pensé ya que habló rápidamente- Prometo que
trabajaremos, no somos tan perezosos como parecemos.-Reí sinceramente y hasta
puedo decir que comenzó a agradarme el tipo. David se fue y enseguida llegó una
compañera que creo se llamaba Fernanda, se paró al lado de mi meneando la
cabeza mientras veía como se iba David con sus amigos, una ves que terminó de
verlo se giró hacia mi.
-Hola, soy Fernanda.-Saludó cordialmente. Creo que a ella la
había catalogado en el grupo de los normales. Le respondí el saludo. –No
confíes completamente en David, eres la chica nueva así que es obvio que va a
intentar algo contigo, suele hacerlo, está acostumbrado a que todas las chicas
cedan ante él. Ten cuidado.-Se escuchaba sincera así que le creí, después de
decirme eso nos quedamos conversando un poco de otras cosas.
¨¨
Estaba escuchando un poco de música mientras esperaba a los
chicos para hacer el trabajo de economía, habían quedado de venir a mi
departamento ya que ellos compartían su departamento con otros dos compañeros
así que según ellos no íbamos a poder trabajar tranquilos. Escuché que alguien
tocó la puerta y enseguida fui a abrir. Al abrir vi que solo estaba David.
-¿Y Max?-pregunté suponiendo ya el que iba a justificar su
falta con algo muy importante.
-Tuvo que salir, al parecer hay problemas en su casa así que
tuvo que ir. Espero no te molestes.
-No, para nada, seguro fue algo muy importante-Muy importante, JA seguro…
Durante mas o menos tres horas estuvimos haciendo el trabajo
sin parar, al parecer había tenido una imagen errónea de David, sí trabajaba y
debo de decir que muy bien. Una vez que terminamos la parte que nos tocaba a
nosotros decidimos descansar un poco. Le mostré algunas fotos de mis amigas e
incluso conversamos sobre muchas cosas, dentro de esas cosas me preguntó si
tenía pareja o algo así, le contesté honestamente diciéndole que no y cambié el
tema, si le preguntaba lo mismo iba a creer que tenía un especial interés sobre
él y sinceramente no lo tenía. Seguimos viendo fotos cuando de repente comencé
a sentir como se acercaba más y más a mi hasta que casi rozó mis labios.
Inmediatamente me puse de pie haciéndome hacia atrás-¡Soy
lesbiana!-Grité. Se quedó estático ante mi respuesta. Tragó saliva fuertemente
y habló: -Eres…¿Qué?
-Lesbiana, soy lesbiana. –Me
volví a sentar junto a él un poco más tranquila.-Por favor no le vayas a decir
a nadie, no me gustaría que se enteraran de mis gustos los demás. Promete que
no le dirás a nadie. Después de unos
segundos de asimilar lo que le había dicho asintió diciendo que no le iba a
decir a nadie, justo después de eso se fue.
*Atrapada*
La siguiente semana de clases todo era un poco mejor, me
llevaba muy bien con Fernanda mi nueva amiga ahí, cuando le conté lo ocurrido
con David no paró de reír por lo menos durante media hora; era viernes
finalmente y al parecer hoy iban a dar una fiesta o algo parecido, el caso es
que me habían invitado más de un hombre de mi salón al ver que no había pasado
nada entre David y yo, ya saben, los seguidores respetan lo que le pertenece al
macho alfa, pero en este caso yo no era de nadie ni lo sería y menos de él. Iba
saliendo de mi clase de Francés cuando choqué con una persona, al levantar la
mirada vi que era Anthony la persona con la que había chocado, al verlo no pude
evitar sonreír, tengo que aceptarlo, me atraía el tipo y aparte era lindo.
-¡Hey! Cuidado niña, vivo de mi cuerpo-Dijo con su acento
inglés. Solté una pequeña risa ate su broma.
-Lo siento, tal vez te quiera dejar pobre.
-O tal vez quieras que las demás mujeres no disfruten de mi
cuerpo.
-Tal vez.
Después de bromear un poco me preguntó sobre la escuela,
sobre cómo me iba etc.
-Bueno niña linda, creo que me tengo que ir, que más
quisiera quedarme apreciando su belleza pero tengo clases.-Dijo mientras rozaba
con sus dedos levemente mis mejillas en un toque suave. No pude evitar quedarme
viéndolo como una tonta con una sonrisa enorme en mi cara, puedo apostar el que
hasta mis ojos brillaban un poco, ya lo dije, me gustaba y mucho.
Después de un minuto de hacer contacto visual con él, logré
responder-Supongo tengo que dejarlo ir caballero, vaya a cumplir con sus
responsabilidades. Soltó una risa ante
mi comentario y se despidió dejando un beso en la comisura de mis labios
provocando que nuevamente quedara como una tonta hipnotizada. Nuevamente me
acarició la mejilla y se fue. Mi sonrisa que nunca se había ido ahora la sentía
más grande, debo decir que hasta me dolían los músculos faciales de sonreír
tanto.
-Así que eres lesbiana ¿Eh?-Escuché una voz al lado de mi.
Demonios. David había visto lo ocurrido con Anthony
Instantáneamente se borró la sonrisa de mi cara siendo
sustituida por una mueca de preocupación-Y-yo…-Me miró con una ceja
levantada.-Okay, no soy lesbiana ¿Ya?
-Al final de clases te veo en tu departamento y espero que
tengas una buena explicación-Dijo serio antes de irse. Genial, mientras Sean me
había atrapado en sus ojos, David me había atrapado en la mentira. Irónico.
¨¨
-¿Y bien? Escucho tu explicación-Habló David mientras se
acomodaba en un sofá.
-¡Vamos! Decirte que era lesbiana era la única opción que me
dejaste para evitar que intentaras algo conmigo. Desde que llegaste me di
cuenta de qué ya tenías planeado algo.
-¿Cómo supiste eso?-Preguntó desconfiado.
-¡Era obvio! Me dices que Max tuvo un asunto importante y
cuando voy a mi cuarto por los apuntes veo por la ventana que Max está en el
campo de americano jugando con otro tipo, creo que era obvio a menos de que el
campo fuera su casa y el balón su familia. Después comienzas a preguntar sobre
mi vida ¡Es obvio que te importa un comino mi vida! y por último intentas
besarme. ¡Era obvio! Si tus demás conquistas no se daban cuenta de lo que
intentabas o simplemente fingían no darse cuenta no implica que yo también lo
fuera a hacer David. Yo no soy como tus
amiguitas que se conforman con pasar la noche contigo y eso entre comillas
porque simplemente te las coges y te vas, pero en el fondo ellas esperan que
algún día las tomes en cuenta y te enamores de ellas. ¡Yo no soy tan ilusa! Y
para que lo sepas, a comparación de todas ellas yo sí tengo cerebro y para que
simplemente logres captar mi atención necesitas un poco más que fingir que te
intereso.
-Wow-Habló después de que terminé-Vaya que me doy cuenta que
eres como las demás-Tenía una sonrisa plantada en su cara.
Ese día después de todo lo que
le dije terminamos llevándonos bien y me di cuenta de que en el fondo era un
tipo lindo. Ese día fuimos juntos a la fiesta donde me presentó con todos sus
amigos quienes enseguida me unieron al grupo.
*Una cosa de almas*
Ya habían pasado seis meses desde que había llegado aquí,
debo decir que me gustaba estar aquí, tenía amigos, la verdad es que me llevaba
con puros hombres y tenía simplemente como tres amigas contando a fer, y las
otras dos ni siquiera eran de mi salón. Las víboras del salón solían odiarme
por el simple hecho de que siempre estaba con los niños, en especial con David,
Jessica, la niña bonita del grupo de las víboras, por no decir la cobra, solía
tenerme un odio inmenso, al parecer estaba enamorada de David y él en más de
una ocasión la ignoraba por estar conmigo así que ya sabrán como era eso. Los
chicos solían contarme sus cosas sobre sus novias, sobre lo que hacían e
incluso me pedían consejos, debo decir que ya les había tomado un cariño
enorme, me cuidaban mucho en todos lados y eran muy agradables conmigo, era
imposible no quererlos.
Ese día me encontraba en el parque junto al algo con David,
estábamos recargados sobre el mismo árbol de siempre, solíamos ir ahí cuando
los demás nos desesperaban o cuando simplemente queríamos desconectarnos del
mundo, íbamos al mismo árbol de siempre, nos sentábamos en el pasto,
recargábamos la cabeza sobre la dura pero cómoda corteza del árbol y cerrábamos
los ojos, a veces platicábamos y otras simplemente nos quedábamos callados.
-¿Por qué no eres como las demás chicas Elizabeth?
-Porque prefiero pensar-Le contesté bromeando.
-No, enserio, ¿Por qué siempre tienes un escudo
protegiéndote, no sueles hablar de las mismas cosas que las demás, ya sabes,
ropa, zapatos, sus sentimientos? ¿Por qué prefieres mil veces hablar de un
libro que hablar de tus problemas como suelen hacer ustedes las mujeres?
-Tal vez porque me he dado cuenta de que entre más hablas de
tus sentimientos la gente más te lastima; porque es mejor hablar de un libro
que hablar de las preocupaciones de la vida, porque hablar de cosas
inteligentes es mejor que hablar de estupideces como ropa, zapatos, cosas que
puedes comprar, las palabras valiosas no se compran con nada, esas simplemente
se escuchan y las guardas en tu memoria por el tiempo que tú desees. No soy
como las demás porque prefiero ser yo misma, prefiero ser la rara y no un
patrón más de la niña común.
-¿Sabes que si me dieras una oportunidad trataría de hacer
que te enamoraras de mi verdad?-Escuché como se enderezó y sentí su respiración
cerca de mi cara.
Seguí en mi misma posición, con los ojos cerrados y
recargada en el árbol. Esperé a que el canto de un pájaro terminara para
contestar-Sí, lo sé.
Soltó una risa amarga.-¿Nunca me vas a dar una oportunidad?
-Cállate ya David. –Me limité a decir eso. Escuché como
regresó a su posición de inicio y seguimos callados.
¨¨
Desperté al sentir una fuerte punzada en mi cabeza. Buenos días cruda mañanera. La noche
anterior había salido con los chicos a una fiesta de sus amigos, había bebido
mucho, pero no lo suficiente como para perder el conocimiento; la fiesta había
sido ahí mismo en un departamento dentro de la universidad así que en el
momento en que me sentí lo suficientemente mal me retiré del lugar acompañada
por Emilio, un amigo más, el más noble e inocente del grupo así que confiaba
completamente en él; saliendo de la fiesta fuimos al departamento de los chicos
a buscar una bolsa que había dejado ahí, en cuanto llegamos Emilio se fue
directamente a su cuarto, yo me metí al cuarto de Max buscando mi bolsa, me
recosté un momento en su cama y no sé en qué momento caí en los brazos de
Morfeo.
En fin, esa mañana desperté con cruda, salí del cuarto para
ir por algo de tomar y cual fue mi sorpresa al encontrarme a Max con una tipa
en el sofá completamente desnudos. Si fuera una moralista o algo habría salido
corriendo, pero no lo era así que tomé un cojín y se lo aventé en la cara a
Max.-¡Cerdo! Tápate.
Max despertó instantáneamente cayendo del sofá. La tipa lo
único que hizo fue volver a acomodarse en el sofá, ni siquiera despertó.
-¿Qué te sucede maldita loca?-Me dijo enojado mientras se
paraba.
-¡Tápate por Dios! No quiero ver tus miserias.
-Idiota-Masculló mientras buscaba sus bóxers entre toda la
ropa tirada en el suelo.
-¿Quieres café?-Le pregunté mientras comenzaba a prepararlo.
Tenían la cocina justo al lado de la sala que era donde comían, veían
televisión, jugaban videojuegos y fornicaban con más de una mujer. Max asintió
con la cabeza mientras se sentaba sobre la barra de la cocina.-No sé como
pueden seguir utilizando esos sofás después de tanta marranada que hacen en
ellos.
-¡JA! Y eso que es la segunda vez que utilizo el sofá para
algo así y fue porque TÚ me dejaste sin cuarto.
-¿Quién rayos ocupa el sofá para coger? ¡Ew!-Dije con una
cara de asco.
-Como si no lo supieras, es obvio que David, si no se queda
en el departamento de la chica utiliza el sofá, nunca le ha gustado utilizar su
cuarto para esas cosas. Al parecer le parece asqueroso.-Sí, debí suponerlo.
David, el rey de las cogidas con mujeres pero eso sí, nos había salido muy
especial, no quería ensuciar sus sábanas. ¡Bah! Tonterías.
-Y hablando del rey de Roma, ¿Dónde anda el
casanova?-Pregunté mientras veía salir de sus cuartos a Seth y a James de sus
cuartos,-el departamento lo compartían Max, Emilio, Joaquín y David-atrás de
Joaquín venía una pelirroja con su vestido de puta, saludó con un “Buenos días”
con la cabeza agachada y salió del departamento.
-¿Alguien sabe dónde anda David?-Les preguntó Max.
-Ayer lo vi irse de la fiesta con Jessica. La que odia a
Bella-Rodeé los ojos ante su comentario y les serví café.
Todos terminamos de desayunar y la conquista de Max apenas
iba despertando, en cuanto abrió los ojos y nos vio a todos ahí en la cocina
inmediatamente corrió a buscar su ropa para intentar taparse. Muy tarde amiga, si supieras las fotos que
ya te tomaron estos pervertidos y cuántos comentarios ya dijeron de ti.
Pensé. Se vistió rápidamente y salió del cuarto deprisa no sin antes soltarle
una bofetada a Max quien ni siquiera le dio los buenos días. Sí, esto ya era
normal para mi después de tantos meses conviviendo con ellos. Traté de arreglarles
un poco su departamento ya que yo solía estar mucho tiempo en éste y sabía que
si yo no lo hacía, ellos nunca lo iban a hacer. Terminé de limpiar un poco y me
fui a mi departamento en el cual en cuanto llegué me di una ducha y me acosté
en mi sofá tranquilamente sin la preocupación de saber quien habría estado
desnudo o desnuda sobre él.
Lo que restó del fin de semana me la pasé en mi departamento
haciendo tareas atrasadas y conversando con mis amigas de Canadá y mi familia
por skype, a la hora de la comida salía a alguno de los mini restaurantes que
había ahí en la universidad y comía en el mismo lugar, después me iba a nadar
un poco a la piscina y en la noche regresaba para cambiarme y salía otra vez a
caminar un poco así que en todo el fin de semana no vi a nadie hasta el lunes en clases. Durante toda
la semana estuve más que ocupada con los trabajos de la escuela así que no pude
pasar mucho tiempo con los chicos más que a la hora de la comida y eso a veces
y muy rápidamente. Nuevamente llegó el viernes, ese día en la noche decidí
salir a caminar un poco, fui al campo de futbol americano, estaba entrenando el
equipo de la universidad, me senté en las gradas de hasta adelante para verlos
un poco. Jugaban muy bien y se veía que todos tenían la condición adecuada. Se
terminó el entrenamiento y enseguida todos se quitaron sus cascos, me quedé
viendo una persona en específico, Sean jugaba en el equipo de americano. Iba
conversando con sus compañeros cuando de pronto alzó la vista y me vio, me
sonrió y me indicó con la mano que lo esperara, se despidió de sus amigos y
enseguida fue corriendo hasta donde yo estaba.
-¡Niña bonita!-Gritó mientras subía a las gradas. Se sentó a
un lado de mi.
-Hola Anthony-Le contesté sonrojada y con una sonrisa.
Se quedó conversando conmigo, me hacía sentir cómoda e
incluso me hacía reír demasiado y mis risas eran sinceras, no forzadas como
solían serlo con la demás gente, estuvimos hablando de todo lo que nos habíamos
perdido estos seis meses, no me aburría de platicar con él. Después de un rato
me pidió que lo acompañara a su departamento para que se pudiera cambiar,
acepté un poco apenada ya que ya llevaba más de una hora hablando con él. En su departamento después de haberse duchado
y cambiado nos quedamos conversando todavía más tiempo en la sala hasta que nos
dimos cuenta que ya eran más de las dos de la madrugada y los dos moríamos de
hambre, era un poco estúpido salir a buscar algún restaurante que estuviera
abierto a esa hora en la escuela así que decidimos ir a mi departamento a
cocinar algo. Durante el camino a mi departamento tomó mi mano de una forma que
se me hizo natural y tan cómoda que en ningún momento pensé en siquiera separar
mi mano de la suya.
-¡Elizabeth!-Escuché la voz de David llamándome.
Le pedí a Anthony que me esperara un poco mientras iba hasta
donde estaba David. -¿Qué carajos haces aquí tirado David?-Estaba en el piso
recargado sobre un columna de los pasillos. -¿Estás ebrio verdad?
-¿Qué haces con ese tipo?-Preguntó enojado mientras se ponía
de pie haciendo un gran esfuerzo.
-Enserio tienes que dejar de tomar cada fin de semana.-Me
preocupaba verlo de la misma forma desde el viernes hasta mitad del domingo.
-¡¿Qué haces con él?! ¿Están saliendo?-Comenzó a gritar
enfurecido y tomó mi brazo ejerciendo presión sobre él.
-¡Suéltame!-Le grité. Enseguida me soltó reaccionando un
poco.
-Yo…Lo siento…no quería.
-Eres un idiota. No pienso perder mi tiempo aquí contigo.
–Di media vuelta y regresé con Anthony. Él no hizo ninguna pregunta al
respecto, al parecer comprendió que no pretendía hablar de David en esos
momentos, aparte me encontraba muy enojada con él y no quería portarme grosera
o algo por el estilo con él.
Durante la cena-comida estuvimos platicando todavía más y en
más de una vez me sentí hipnotizada por sus ojos verdes que…que… ¿De qué rayos hablaba? Ah, claro, sus ojos. Una
vez que terminamos de comer me pidió acompañarlo a un lugar, se me hizo un poco
extraño debido a la hora, sin embargo acepté después de un rato de persuasión
por parte de él.
-¿A dónde vamos a ir?-Le pregunté después de caminar un
largo trayecto por la escuela. Nos encontrábamos por unos pasillos que ni idea
tenía de que existieran.
-Es una sorpresa.-Siguió caminando jalándome de la mano para
ir a su paso.
Sabía que íbamos subiendo cada vez más porque subimos como
cinco escaleras y me sentía tan pero tan veterana, cuando íbamos por la segunda
escalera ya estaba con el aliento perdido así que no quiero decir como me
encontraba cuando subimos la sexta, Anthony lo único que hacía era reírse de mí
y darme ánimos.
-¡¿OTRA?!-Grité asustada al ver la séptima escalera. Anthony
soltó una carcajada y de repente me cargó al estilo novia.-¡wowowo! Bájame, no
es necesario. Enserio.
-Si te bajo tardaremos más en llegar así que cierra la boca
y déjame subir rápido.
Después de esa escalera todavía caminó por dos pasillos
manos y finalmente llegamos a una puerta vieja y que se veía le hacia falta un
cambio urgentemente; Anthony me dejó en el piso –sí, me llevó cargando hasta
ahí- y abrió la puerta después de forcejear un poco con ella. –Le hace falta un
poco de aceite, siempre olvido traerlo para arreglarla. Me indicó con la mano
que pasara por la puerta. Era la azotea de la universidad, el cielo se veía
hermoso, pareciera que podíamos en ese mismo momento tocar las estrellas, tocar
la media luna, subirte en ella y balancearte una y otra vez mientras esperabas
la despedida para saludar al sol y sí, también era escalofriante estar a esa
altura y más teniendo en cuenta mi fobia por las alturas así que me quería ir y
al mismo tiempo me quería quedar. Al parecer Edward notó mi gran dilema ya que
me tomó de la mano y me acercó a la orilla.
-¿Miedo?-Dijo mientras se asomaba hacia abajo. Mis manos
comenzaron a sudar y me aferre a su brazo.-Asómate. –Negué con la cabeza. Tomó
mi cara con la mano que tenía libre y me hizo girarla hacia abajo. Gemí del
miedo instantáneamente tratando de girarme pero él me lo impidió.-Prometo que
mientras esté aquí no voy a dejar que
te pasa nada, puedes mirar sin tener que preocuparte por caer o no, de eso me
preocupo yo y no dejaré que caigas. En ese momento no sabía si llorar de la
emoción, de la adrenalina de estar a semejante altura o por estar con él
diciéndome eso en ese lugar. Tal vez para muchos esto les parezca una total
idiotez pero para mi eran las palabras perfectas para no únicamente mi miedo a
las alturas sino para mi vida. Sonreí inmediatamente y dejé de forcejear
tratando de que me dejara alejarme y voltearme, solté el agarre a su brazo y
simplemente tomé su mano y con la otra mano sujeté su mano que estaba en mi
cara y le di una pequeña caricia. –Gracias.
Estuvimos en la azotea hasta que
vimos salir el sol, fue un espectáculo tan hermoso y fue solo para nosotros,
fue la única noche en que amé no dormir en ningún momento. Nos quedarnos ahí un
rato más simplemente en silencio, sin decir palabra alguna, sin pensar, sin
saber, simplemente los dos viendo una de las cosas más hermosas que no se
podían pagar ni con dos millones de euros. Después de eso decidimos que era
hora de volver a la realidad donde teníamos que hablar, pensar y saber. Nos
pusimos de pie y regresamos cada quien a su departamento sin decidir cuando
sería la próxima vez que nos veríamos, simplemente iba a pasar, tal vez después
de uno, dos o tres meses, tal vez él tendría novia y tal vez yo tendría novio,
tal vez yo ya estaría de regreso en Forks y no nos volveríamos a ver, no
sabíamos, simplemente nos dimos un beso en la mejilla nos vimos a los ojos
pasando un mensaje que sólo nuestros ojos y almas sabían lo que significaba.
*Más de un mes*
Después de ese día no volví a ver a Anthony dentro de ese
tiempo. Ahora estaba en el sillón de mi departamento viendo mi película
favorita “One Day”, con mi novio mientras él me abrazaba en lo que yo lloraba
al ser tan sensible con esa película. Aún recuerdo el día que comenzamos la
relación, el mismo día en que sucedió lo de la azotea.
*Flash Back*
Ese día no volví a ver a Anthony y estuve en mi departamento
encerrada recuperando mis horas de sueño hasta que algún idiota interrumpió mi
cita con Morfeo después de tocar como desesperado la puerta.
-¿Qué quieres David?-Le grité enojada recargada en la
puerta.
-¿Qué hacías con ese tipo? ¿Sales con él? Te gusta ¿Cierto?
¿A dónde fueron?-Comenzó a bombardearme con preguntas como si fuera un novio
celoso o algo así.
-Primero, tranquilízate, sabes que me pones de malas.
Segundo, no salgo con él y no, no me gusta-No le iba a contar mis cosas a ese
idiota.-Y tercero, te vale lo que haga o no, puedo salir con cuanto tipo se me
ponga enfrente, no tengo porque darte explicaciones de mi vida.
-No, no me vale. Me importas y me preocupas Elizabeth.-Gritó
enojado y frustrado. Iba a cerrar la puerta cuando metió su pie para impedirlo
y comenzó a hablar nuevamente.-Me importas Lizzy, enserio. Perdón si me porto
así a veces pero me enferma pensarte con alguien más que no sea yo. Sabes que
me gustas, te quiero, no quiero que estés con nadie y sé que eso está mal
porque no somos nada pero si me dejaras… si me dieras una oportunidad.
-¿Te importo?-Dije sarcásticamente- Si me quisieras como
dices no te andarías acostando con la primer putita que se te pone enfrente
David. No andarías acostándote con Jessica cada vez que tienes la maldita
oportunidad. De todas, te tienes que acostar con Jessica ¿Por qué no? Y claro,
aquí está tu idiota que no te dice nada. Ah, pero eso sí, tú sí puedes reclamar
por con quien o no salgo. Si tanto te molesta déjame en paz y mejor preocúpate
por Jessica, anda, si tanto te gusta estar con ella quiérela a ella y
preocúpate por ella.
-¿Esto es una escena de celos o algo así?-Preguntó riendo.
¿Qué? Celos… jajajajá estaba enojada pero ¿Celosa? … … … … ¡Oh por Dios! ¡ESTABA CELOSA! Estoy sintiendo celos. No, no, ¿Me gusta
David? Comenzaba a entrar en crisis interna. No me podían gustar David y
Anthony al mismo tiempo ¿O podían?
-¡Te odio David!-Le grité en la cara sin saber que decir.
Estaba a punto de llorar por la impotencia de no saber qué decir y ante eso él
se reía más y mis ganas de llorar aumentaban.-¡No te rías! Obvio no estoy
celosa. Simplemente, Jessica no me cae bien y ya.
-Claro que estás celosa Isabella Swan.
-No, no lo estoy y ya lárgate. En vez de largarse hizo lo
contrario y se metió a mi departamento haciéndome a un lado al pasar. –No te
invité a que pasaras, te dije que te largaras.
-Todos estaban viendo. Dudo mucho que quieras que toda la
universidad se entere de que estás celosa de Jessica ¿O eso quieres?
-Púdrete.
-Elizabeth-Habló serio. Se acercó a mí hasta ponerse frente
a mí. No eran los ojos de Anthony pero… esos ojos azules que tenía me hacían
sentir tan diminuta y a él lo hacían parecer tan dominante y eso implicaba tan
sensual que por un momento tenía ganas de introducirme en sus ojos
completamente y saber qué tanto escondían en su interior, saber qué era lo que
provocaba esa sensación en mi.-Déjame intentarlo, déjame demostrarte que soy
mejor de lo que crees, déjame probar que puedo durar más de un mes contigo. Por
favor. Quiero que me dejes quererte, cuidarte, déjame estar contigo en todo
momento, cuando estés mal, cuando estés bien, cuando rías, cuando llores,
cuando quieras gritar de enojo, de felicidad, de desesperación, déjame estar
cuando ames y que ese a quien ames sea yo. –No esperaba para nada lo que me
acababa de decir. Me asustaba lo que me decía porque en el fondo quería lo que
él acababa de decir, quería querer y ser correspondida, quería darle una
oportunidad pero… ¿Se supone que cuando quieres debes de pensarlo? ¿Es normal sentir
miedo cuando vas a querer? ¿Uno decide a quién querer y a quién no? ¿Y si salía
lastimada como mis padres? No quería eso, y eso estaba mal ¿Cierto? ¿Cómo se
siente cuando quieres a alguien? ¿Es normal estar asustada y querer decidir si
quieres o no? Sí, todas esas preguntas rondaban en esos largos segundos
mi cabeza y no podía obtener respuesta alguna. –Solo inténtalo. No te estoy
obligando a que me quieras, solo te pido que me dejes quererte.
-Solo una oportunidad David. Demuéstrame que esto puede
durar más de un mes.
Lo había hecho. Había aceptado enfrentarme al mayor temor de
mi vida: El amor en las relaciones.
*Fin del Flashback.*
Terminó la película y nos quedamos abrazados un rato más
mientras platicábamos de tonterías. Llevábamos ya dos semanas, cada vez faltaba
menos para el mes y eso me alegraba en cierta forma. David nunca pasaba del mes
con las chicas así que sería la primera en tener algo enserio con él y… era
lindo eso.
Al día siguiente decidimos cada quien hacer sus cosas, al
parecer él había quedado con su familia para verse y pasar el día entero con
ellos así que yo me había ido al departamento de los chicos, ninguno hacía
realmente algo productivo así que me pusieron a jugar con ellos videojuegos
toda la tarde, iba a esperar despierta a mi novio –Que extraño sonaba eso.-
pero el cansancio me ganó así que decidí esperarlo dormida en su cama. Sí, lo
extrañaba y como una maldita romántica quería estar en su cama por el olor, la
cama olía a él y eso era rico y… ¡Quería a mi novio conmigo en ese momento! .
Iba por el quinto sueño cuando escuché unas voces en la sala, una era de David y
la otra era de ¿Jessica?. Me asusté en ese momento al pensar en que tal vez él
me estaba engañando con ella. ¡Tranquilízate
Elizabeth! ¡No hagas nada estúpido si no sabes todavía qué pasa! Respiré
profundo y abrí un poco la puerta del cuarto para ver si era Jessica o no. Me
asomé un poco y sí, era Jessica. ¡HAZ
ALGO! ¡SAL Y DILE QUE SE LARGUE! ¡Contrólate Elizabeth! ¿Qué hacía? Mi cabeza decía tantas cosas.
Decidí escuchar un poco antes de hacer algo.
-¡Vamos, David! Yo sé que quieres.-Le dijo Jessica en forma
“seductora”.
-No Jessica. No quiero.
-No lo niegues, hace tres semanas estabas fuera de mi
departamento esperando a que te abriera y ahora resulta que no quieres nada. No
te creo.-DEWQKSJANODWXSAA Esa maldita
zorra… ¡Se le estaba insinuando a mi
novio! Juro que si ese idiota no le dice algo salgo y los mato a los dos.
-Hace tres semanas no tenía novia Jessica.- ¡JÁ! ¡Toma eso Jessica! Ése era mi novio.
Quería salir y enseñarle la lengua a Jessica como niña chiquita presumiendo que
yo había ganado.
-¿Qué?-Dijo poniendo mala cara.-¿Novia? ¿Tú? No me vengas
con idioteces. Tú eres incapaz de tener una novia. Ya, vamos a mi departamento,
comienzo a cansarme de estar aquí David, enserio.
-Pues aunque no lo creas tengo novia. Estoy saliendo con
Isabella y que bueno que te estás cansando, así ya te vas. Anda, sino vas a
despertar a los demás.
Jessica comenzó a gritar no sé que tanto mientras que David
intentaba callarla de todas las formas posibles. Al ver que Jessica se resistía
a irse la cargó como vil costal de papas y la sacó del apartamento. Quería
salir y abrazarlo hasta dejarlo sin aire pero me daba un poco de pena el que se
enterara que estuve espiando así que cerré la puerta y me acosté de nuevo
fingiendo estar dormida. Escuché como abrió la puerta y soltó una pequeña risa
al verme ,supongo. Rodeó la cama y se hinco enfrente de mí, podía sentir su
mirada en mi rostro. Posó su mano sobre mi mejilla y dio un par de caricias en
ella. Depositó un beso en mi frente y se puso de pie y se recostó en la cama a
mi lado pasando su brazo encima de mí abrazándome. Esa noche me dormí contenta
al saber que podía confiar finalmente en alguien, al fin me daba cuenta de que
esas relaciones sinceras sí existían, ahora sabía lo que se sentía el poder
confiar en alguien, el que no te traicionaran como usualmente la gente solía
hacerlo.
Al día siguiente en la sala
encontramos el celular de Jessica que al parecer “accidentalmente” había dejado
ahí. David comenzó a tener un ataque nervioso ya que se quedó pasmado y comenzó
a trabarse al hablar. Tomé el celular y salí del departamento enojada pero no
con él sino con Jessica. No iba a dejar que arruinara mi ¨momento de vida
perfecto¨ así que fui a su departamento. En cuanto me abrió le aventé su
celular y comencé a decir cosas enfurecida pidiendo que dejara de andar
esparciendo su veneno por todos lados y que nos dejara en paz a David y a mí,
ella argumentó que la noche anterior había salido con David ya que él se lo
había pedido y habían estado juntos, según ella él nunca había mencionado el
que tenía una relación conmigo. Tal vez y repito: Tal vez, si no hubiera
escuchado todo la noche anterior le pude haber creído pero había escuchado y lo
único que logró fue enfurecerme. Tuvimos una pelea bastante grande llena de
gritos que se podían escuchar por todos lados, pero era momento de que alguien
le dijera sus verdades a la niña y que alguien la ubicara. Una vez terminada la
pelea ella acabó con varias lágrimas en los ojos y yo terminé más tranquila
pero seguía enfurecida con ella, pero al parecer finalmente había entendido que
entre ella y David no iba a haber nada. Mientras iba camino a mi departamento
me encontré a David que iba a ir a buscarme después de que le había llegado el
chisme de que Jessica y yo estábamos gritoneando como locas. No le di más
explicación que un “Ya no va a seguir entrometiéndose”.
*Regresar al pasado siempre trae problemas.*
Dos años, tres meses era lo que llevábamos David y yo. Yo
tenía recién cumplidos mis 22 años, David ya hacía cuatro meses había cumplido
sus 23 años así que los dos éramos unos adultos responsables y que sabían lo
que querían ¿Cierto? Nuestra relación en
esos dos años había avanzado mucho, se podría decir que ya éramos hasta cierto
punto una pareja seria y estable, incluso a veces compartíamos departamento,
una semana yo me quedaba en el departamento con él y los chicos y otras dos
semanas nos quedábamos en mi departamento los dos, la relación no era tan mala,
de vez en cuando recibía una que otra escena de celos por parte de él y una que
otra pelea sobre banalidades que yo encontraba incoherente pero no les daba
mucha importancia, prefería no pelear así que simplemente le daba la razón o
esperaba a que se le pasara el enojo pero, sí, la relación era simple y
agradable.
Estábamos a un poco
más de la mitad de nuestro tercer año de la carrera así que estábamos a un día
de vacaciones antes de empezar con finales, trabajos, clases intensas etc. Esas
vacaciones decidí ir a casa, llevaba ya dos años sin ver a mis amigos y a mi
familia así que iría a Canadá. La primera semana y la mitad de la segunda de
vacaciones estaría ahí y después regresaría para pasar tiempo con David ya que
debido a la escuela y a que ahora estábamos en salones diferentes no podíamos
pasar mucho tiempo juntos.
Durante mi estancia en Canadá me quedé en casa de mi madre,
el primer día mis padres se juntaron para verme, los puse al tanto de mi vida y
eso incluía mi relación con David. El segundo día me reuní con mis amigos de la
preparatoria, los había extrañado tanto, al parecer iban a hacer esa misma
semana una reunión de exalumnos y querían que estuviéramos todos presentes así
que tendría que ir el viernes a el dichoso “reencuentro”. Toda la semana estuve con mi familia y uno
que otro día poniéndome al corriente de todo con mis amigas, quien había salido
embarazada de las que ya lo sospechábamos desde la preparatoria, quien había
dejado la escuela para fugarse con su novio, en fin, nos poníamos al corriente
de todas las tonterías que habían hecho las niñas de nuestra generación. Así
fue toda la semana hasta el viernes. La reunión iba a ser en la noche así que
tuve todo el día para pensar en la ropa que usaría. Habían dicho que era formal
por lo que querían que fuera de vestido, tacones. En fin, me decidí por un
vestido color negro, con escote en forma de “v” al frente, manga corta y un
poco ceñido al cuerpo, todos sabían que toda mi vida mi estilo había sido un
poco diferente al de todas y buscaba ser un poco coqueta con los vestidos así
que a nadie le extrañaría mi vestido, aparte, no es por nada pero me veía bien
con ese vestido, había olvidado mencionar que después de mi adolescencia mis
hormonas etc, mi cuerpo comenzó a tener cambios que no me esperaba ni yo,
sumándole que hacía mi ronda de ejercicio todas las mañanas, había trabajado
mucho para tener un buen trasero y un buen cuerpo así que me sentía bien
siempre. Esa noche mis amigos pasaron por mí y nos fuimos todos juntos como en
los viejos tiempos. Al llegar vi que no solo era reunión de mi generación,
había mínimo cinco generaciones ahí presentes y en el pequeño estacionamiento
de la escuela habían hecho el evento, creo que si lo hubieran hecho en el
gimnasio como solían hacerlo siempre que había eventos, aquello habría sido un
sauna y ni siquiera se podría caminar libremente, no es que ahí se pudiera pero
era menos restringido el espacio y respirabas más. En cuanto llegamos nos
obligaron a ponernos una pequeña etiqueta en el pecho con nuestros respectivos
nombres.
-¡Mira! ¡Es Rebecca!-Gritó Ian, uno de mis mejores amigos en
la preparatoria. Siempre había estado enamorado de Rebecca Mallory así que
supongo era normal que se emocionara al verla.-Sigue muy bien. Iré a saludarla.
Los veo después.- Y se fue a tratar nuevamente después de ciento dos intentos
durante la escuela.
-No cambia. No cambia el pobre chico.-Habló Gabrielle suspirando
mientras abrazaba a su novio Tyler. Ellos llevaban un noviazgo desde el tercer
año de preparatoria y aún seguían con el amor. Pocas parejas llegaban a eso. Me
sentía un poco como mal tercio ahí así que decidí ir por algo de tomar. Habían
implementado una tipo barra –No es que fuera algo magnífico pero para lo que
solían hacer, esta vez se habían lucido.- ,en cuanto llegué pedí una margarita
de tamarindo. Me quedé ahí sentada tomando un par de bebidas mientras criticaba
mentalmente a las personas, por lo visto eran más los que habían empeorado que
mejorado así que más material para criticar. Después de unas cuantas margaritas
comencé a sentir el efecto del alcohol en mí así que pedí una última y me puse
de pie. No es como si estuviera completamente ebria, pero sí me sentía mareada
y un poco más feliz de lo normal. Mientras caminaba entre la gente iba buscando
a alguno de mis amigos cuando choqué con un imbécil o más bien chocaron conmigo
haciendo que casi tire mi bebida sobre mi vestido.
-¿Si te fijas por donde caminas?-Al levantar la vista vi a
una cosa enorme de dos metros con cabello negro y… esperen, yo lo conocía.
¡Claro que lo conocía! Mientras me quedé pensando en quién era, veía como él
solo se disculpaba una y otra vez.-No me reconoces ¿Cierto?-Le pregunté con una
sonrisa olvidando el asunto.
-Yo…no, creo que es una pena porque me gustaría poder
reconocerte.-Dijo con un tono que llevaba coqueteo.-¿Quién eres perdón?
-No lo puedo creer Jack Lodge. No me recuerdas.-Señalé mi
etiqueta con mi nombre.
-¿Elizabeth? ¿Elizabeth Faulkner?-Preguntó un poco
sorprendido.
-La misma Elizabeth.-Contesté con una sonrisa burlona. Él
abrió completamente sus ojos de par en par. Podría decir que había visto un
fantasma.-¿Ocurre algo?
-No, es solo que…¡Wow! Estás cambiadísima mujer.
-Espero eso sea un cumplido-Hablé jugando un poco. Y sí,
también coqueteando. ¡Vamos! Era mi amor de preparatoria, ¿Quién no haría lo
mismo? Quería que viera lo que se había perdido unos años atrás.
-¡Pero claro que es un cumplido! Estás guapísima. Te ves
increíble.
-Tú no te ves tan mal.-Sí, lo había dicho con ganas de
molestar. Sé que él esperaba un “Tú también estás guapísimo” o tal vez “Me
sigues volviendo loca” pero no iba a recibir una frase así de mi parte.
-¿Tan mal?-Preguntó alzando una ceja.-Creo que hace unos
años atrás habrías dicho otra cosa ¿No? Aún recuerdo cuando morías por mí.
Imbécil.
-Sí, hace ,mucho tiempo, lo bueno es que ahora
recapacité y no, la verdad es que ya no causas el mismo efecto.
-¡Ouch! Golpe bajo eh. ¿Y qué hiciste de tu vida? ¿Ya no
vives aquí o sí? No volví a saber nada de ti.
Me quedé platicando con él lo que restó de la noche. Durante
la plática confesó el hecho de que sentía la misma atracción que yo por él pero
nunca se había atrevido a acercarse a mí por miedo a tener una verdadera
relación, según él, yo pintaba para una relación más comprometida y más fiel
que la que él solía llevar y eso de cierta manera le asustaba. Las personas
comenzaron a irse y con eso también las murmuraciones y la gente entrometida
que, después de vernos más de dos horas sin separarnos, se acercaban a
preguntar si nos habíamos comprometido, nos habíamos casado, éramos novios, etc.
Hasta llegó un amigo de Jack a avisarnos que ya corría el chisme de que él me
había dejado embarazada después de terminar con su novia y por eso yo me había
ido del pueblo y ahora estábamos tratando de reconciliarnos. Gente sin vida. Al final sólo quedábamos
unos cuantos ahí en la reunión, al ver que mis amigos comenzaban a poner caras
de sueño le dije que lo mejor sería que ya me fuera para que ellos pudieran
descansar pero él se negó ofreciéndose a llevarme a mi casa. Al final acepté su
propuesta, mis amigos se fueron y yo me fui con Jack.
-Te propongo algo. Vamos al centro, acaban de abrir un antro
y no había encontrado la persona para ir. ¿Vamos? –Sabía que ya había sido
mucho el haber aceptado que me llevara a mi casa y sé que iba a ser más el
aceptar ir con él porque los dos teníamos más que claras las intenciones de esa
salida aunque yo fingiera no saberlas y él fingiera la inexistencia de éstas.
-¿Qué dices?
-Vamos.
¡NO JUEGUES Elizabet!
¿Qué demonios acabas de hacer? TIENES NOVIO TE RECUERDO. Ya sé pero… es que, es ÉL. ¿Y? TIENES NOVIO. Es que tanto quise esto que…no sé. Eres una idiota Elizabeth. Sí,
mis voces interiores discutían mientras que mi yo exterior iba de lo más normal
platicando con Jack y coqueteando de vez en cuando. Me sentía tan zorra. En
fin. El trayecto fue un poco largo, para cuando llegamos ya era la 1:00am. El
lugar se veía que era nuevo y aparte exclusivo, había una larga fila para
entrar y sin embrago pasamos en cuanto llegamos, por lo que vi el cadenero
conocía a Jacob. El ambiente del lugar era agradable, Jack y yo bailamos y
bebimos durante cuatro horas seguidas hasta que decidimos salir del lugar. Debo
decir que salí más que ebria al igual que Jack, era obvio que ninguno de los
dos podía conducir de regreso hasta donde vivíamos así que decidimos ir al
primer hotel que encontráramos, no le fue tan difícil manejar ya que las calles
a esa hora se encontraban solas completamente. Después de diez minutos
finalmente encontramos un hotel donde decidimos entrar. El lugar la verdad es
que se veía bonito, no era de cinco estrellas pero sí llegaba a tres y media. Jack
pagó una habitación así que inmediatamente comprendí lo que iba a pasar esa
noche, debí haberme negado o no sé, pero no lo hice, simplemente en cuanto
llegamos a la habitación cedí a los más animales deseos carnales internos que
en ese momento poseía y los dejé salir a flote, me dejé llevar por el instinto
más despreciable que tenía en ese momento: La infidelidad. Esa noche olvidé
todo lo que había construido por años, esa noche decidí olvidarme de la maldita
fidelidad que había prometido a lo largo de mi vida. Esa noche me di cuenta de
la mentira en la que había estado viviendo…
**
Estaba completamente dormida cuando un fuerte dolor de
cabeza me despertó, intenté levantar mi mano para apretar mi cabeza pero algo
me lo impidió, sentí un peso encima de mí. Abrí inmediatamente los ojos
asustada y… sí, recordé todo, recordé como había jodido mi vida en una sola
noche. ¿Qué demonios hiciste Elizabeth?¿Por
qué cediste? ¿Por qué no te detuviste? Me daba vergüenza, sentía algo que
no podría describir ni con un millón de palabras, yo misma había jodido lo que
tanto trabajo me había costado construir, acababa de echar a perder mi relación
con David. Tenía tantas ganas de llorar, de salir corriendo y retroceder el
tiempo, me sentía mal por haber engañado a David pero me sentía peor por no
arrepentirme del todo de haberme acostado con Jack. Algo muy malo pasaba
conmigo. Decidí pararme haciendo tremendo esfuerzo para que no se despertara y
me vestí rápidamente. Me sentía tan ridícula haciendo esto, esto solo lo hacían
las chicas en las películas, en la vida real una tenía que enfrentarse a la
realidad y sin embargo yo no estaba preparada para hacerlo así que continúe
colocándome el vestido, tomé mis cosas, me acomodé un poco el cabello y salí a
hurtadillas de la habitación. Eran ya las 11 de la mañana así que la gente ya
estaba despierta y sentía como si me mirasen y supieran lo que había hecho,
sentía como si todo el mundo me estuviera juzgando ya, eran tan patética. Tomé
un taxi que accedió a llevarme hasta la casa. Al llegar a casa lo primero que
vi fue a mi madre en el sillón con una cara de amargura total, trató de darme
un sermón como los que tuvo que
haberme dado cuando era joven, ahora no tenía derecho realmente a regañarme o
algo así, ante la ley ya era mayor de edad y podía desaparecer si así lo quería
y más teniendo en cuenta que ya ni siquiera vivía ahí, no tenía cabeza para
escucharla por todos los conflictos que llevaba y aparte había que agregar la
endemoniada cruda que llevaba encima así que en cuanto empezó a hablar seguí
caminando hasta llegar a mi antiguo cuarto, me tiré en la cama y me perdí
nuevamente y desperté hasta que escuché mi celular sonar más de cinco veces.
Tenía cuatro llamadas perdidas y un mensaje de un número desconocido. Abrí el
mensaje y al leerlo inmediatamente supe quien era y volví a sentir el maldito
remordimiento.
“¿Escapar? Creí que
eso solo sucedía en películas.
En fin, me la pasé muy
bien ayer, creo que necesitamos hablar.
Jack.”
¿Hablar? ¿De qué quería hablar? ¿De que aun después de
tantos años yo caí nuevamente? ¿De qué pretendía que fuéramos a hablar? ¿Qué le
iba a decir? ¨Oye ¿Sabes qué? Tengo novio y lo engañé contigo. ¿Emocionante,
no?¨ Oh por Dios, ¿en qué me había metido? Le contesté con un simple “De
acuerdo, yo te digo cuándo y en dónde”. No sabía qué iba a hacer. Ese día seguí
durmiendo hasta despertar el Domingo en la tarde en el cual, desperté para
comer y volví a dormir todo el día. El lunes decidí salir con Gabrielle,
necesitaba hablar con alguien sobre lo sucedido, quedamos de vernos para comer
en su casa, ahí le conté todo y terminamos llegando a la conclusión que más
miedo me daba. Tenía que hablar con Jack y tenía que decirle la verdad a David.
Como vil cobarde que era esperé hasta el miércoles en la mañana unas horas
antes de irme hablar con Jack. Habíamos quedado de vernos en una cafetería del
pueblo para desayunar. Ahí le mencioné toda mi situación, mi relación con
David, el hecho de que dentro de unas horas iba a regresar a Madrid.
-¿Te puedo hacer una pregunta?- Asentí con la cabeza.
-¿Por qué si tienes pareja estuviste conmigo?
Buena pregunta. Lo malo es que ni siquiera sabía qué
responder a eso.-No lo sé sinceramente, supongo que me dejé llevar por el
alcohol.
-¿Te dejaste llevar? Desde que estábamos en la reunión
comenzamos todo Lizzy, y en esos momentos no estabas tan ebria, sabemos que no
es por eso.-Sí, de ahora en adelante odiaba a Jack Lodge por tirarme mi cuento
de hadas.
-¿Entonces a que atribuyes tú mi comportamiento?-Por favor que no diga lo que creo, por favor
que no lo diga.
-No lo amas tanto como dices, estás buscando algo más,
estabas buscando el pretexto perfecto y adecuado para poder terminar con esa
relación que no te hace sentir nada. No estás enamorada Isabella. Estuviste
conmigo porque de alguna forma te recuerdo lo que se siente estar emocionada
por esa persona que te gusta o por esa persona por la cual sientes algo-¡Lo dijo! ¿Cómo él podía entender mejor mi
cabeza que yo misma?-¿Tengo razón?
-…-No quería contestar, no quería aceptar la realidad.
Durante dos años había estado fingiendo, quería, incluso amaba a David, pero no
como mi pareja, lo amaba de la misma forma en que amaba a Max, a Emilio y a los
demás, pero no lo amaba en ninguna forma en especial que lo diferenciara de los
demás.-Sí, tienes razón. ¿Qué he hecho de mi vida Jack?-Comencé a
sollozar.-¿Qué he hecho de mi vida? Durante dos años he estado con una persona
de la cual definitivamente no estoy enamorada, los primeros tres meses me sentí
atraída pero lo demás me daba igual. No siento celos de verlo con mujeres,
nunca sentí con él las dichosas “maripositas” que sientes cuando ves a alguien
que te gusta. Tienes razón en todo, estuve contigo porque me provocas esos
nervios como cuando era joven, me recuerdas lo que es estar ilusionada, me
recuerdas lo que no tengo con David. Soy un fracaso Jack.
La siguiente hora me quedé llorando como Magdalena mientras
Jacob trataba de consolarme diciéndome que no era patética ni fracasada y
mencionando algo como “Las cosas van a mejorar”. Una vez que me tranquilicé me
pidió regresar a vivir a ahí ,a Canadá e intentar algo con él, me dijo que él
esperaba tener algo conmigo cuando sucedió todo, creía que podía pasar algo
entre nosotros, pero eso era imposible, yo ya tenía una vida allá con o sin
David y no pensaba dejar mis sueños por nada ni por nadie. Me despedí de Jack
deseándole la mejor suerte.
-Yo…bueno algunas veces voy a Madrid. ¿Crees que nos podamos
ver allá? Tal vez cuando vaya tú ya no estés en ninguna relación y se pueda dar
algo.
Sonreí sinceramente ante su comentario. No seguía enamorada
de él como en preparatoria pero era lindo escuchar lo que acababa de
decir.-Claro que nos podemos ver allá. Y pasará
lo que tenga que pasar.
Y así fue como me despedí de él,
llevándome una experiencia, nuevamente por segunda vez Jack Lodge había marcado
mi vida y me había servido de experiencia. Ahora sabía que intentar cambiar y
regresar al pasado terminaba mal de una u otra forma, lo único que quedaba por
hacer era seguir y prepararse para el futuro.
*Debes buscarte un nuevo amor*
Una vez que regresé a Madrid estuve lo que restó de la
semana con David, no me atrevía aún a mencionar el pequeño incidente. ¿Qué se
supone tenía que decirle? No sabía y me daba miedo. No sabía qué decir primero,
si el hecho de que le fui infiel o que nunca estuve realmente enamorada de él.
Así pasamos otra semana completa, él diciendo que me sentía rara, preguntando
si me pasaba algo y yo negando completamente todo. Me sentía tan mal cada vez
que él me abrazaba o besaba porque podía sentir amor por parte de él, pero yo
no le podía entregar lo mismo. Finalmente el viernes me armé de valor mientras
estábamos en mi departamento solos y en silencio.
-Necesitamos hablar.
-¿Sobre?-Preguntó intrigado. –¿Tiene que ver con la razón
por la que has estado tan rara?
-Sí, tiene que ver con eso.-Moría de miedo en ese momento,
David no se merecía eso, durante todo ese tiempo me había tratado como si fuera
el único pétalo de una rosa, me había cuidado, siempre había procurado que
estuviera bien, nunca dejaba que nada me hiciera daño, me protegía para que no
cayera y yo, simplemente había hecho lo peor que se le puede hacer a alguien,
serle infiel y nunca haberlo amado. –David… yo… cuando fui a Canadá… Bueno…yo…
Sucedieron dos cosas. –Comencé a ver en su cara la duda y la preocupación
mezclada con el miedo-Me di cuenta de que esta relación no es real, es difícil
decir esto pero…yo…no estoy enamorada de ti David-No dijo nada al respecto aun
cuando me quedé en silencio unos segundos.
-¿Cuál es la segunda?-Simplemente dijo.
-La segunda…bueno…yo… me siento tan mal por haberlo hecho,
no sabía en que estaba pensado-Comencé a derramar lágrimas, una tras otra.
-Ya dilo Elizabeth. –Habló serio y frío.
-Yo… estuve con alguien más. –En cuanto dije eso pude ver la
decepción y el dolor pasar por su cara. Su expresión fue como si le acabara de
dar un puñetazo y no era para menos, había traicionado a la persona que más me
demostró la fidelidad y el compromiso.-No espero que me perdones ahora, pero
espero lo puedas hacer algún día David.
-¿Cuántas veces?-Preguntó. No entendía a qué se
refería.-¿Cuántas veces estuviste con él?-Gritó frustrado.
-¿Para que quieres saber eso? No sirve de nada.
-¡Dime cuántas veces estuviste con él!
-Solo una. Estaba ebria y… sé que no es pretexto pero así
fue.
-¿Sentiste algo por él? ¿Lo quieres?-Comenzó a preguntar
como si de eso dependiera su vida en esos momentos.
-No, ni siquiera creo volver a verlo.
Los dos nos quedamos en silencio durante casi una hora
completa sumiéndonos en un profundo silencio, hasta que él habló nuevamente.
-Supongo que podemos olvidar eso y seguir como si nada. Lo
miré sin saber si lo que acababa de oír era cierto o no.-Podemos intentar
nuevamente todo. Empezar desde cero.
-No. David, no entiendes lo que pasa.
-No, sí lo entiendo, entiendo que estás confundida por lo
que pasó y te sientes culpable pero lo podemos arreglar pode…
-¡NO! ¡No David! No estoy confundida, hace dos semanas lo
estaba, incluso te puedo decir que tal vez todavía ayer lo estaba, pero no hoy.
David-Me puse enfrente de él y tomé su cara con mis dos manos obligándolo a que
me mirara a la cara.-tú no mereces esto. Mereces a alguien que te ame, a
alguien que no dude de su amor, mereces a alguien que no sea como yo, mereces
alguien que le importe cuando te ve con alguna otra mujer, alguien que le de
miedo perderte, alguien que no pueda lastimarte. Mereces alguien que te haga
volar, alguien que te haga llorar de tanto amar, alguien que te entienda.
Alguien con quien tengas esa chispa.
-Contigo la tengo. Entiende eso.-Habló desesperado colocando
sus manos encime de las mías que aún se encontraban tomando su cara.
-No David. Tú entiende. Nosotros no tenemos eso, los dos
merecemos encontrar a esa persona que nos ame y que amemos, alguien con quien
podamos ver fuegos artificiales al ver sus ojos, alguien con quien
sintamos ese amor que hace que se
diferencie a los amigos de los amantes, merecemos sentir esa pasión.
-La pasión está sobrevalorada en estos tiempos Elizabeth. Yo
no busco eso.
-Pero yo sí David. Yo busco
sentir algo. Yo no busco esto. Perdón. –Ya no podía seguir intentando hacerle
ver la realidad. Quité mis manos y salí del departamento dando por terminada
esa relación. Dando por terminada esa etapa confusa de mi vida. Comencé a
caminar por toda la escuela sin saber a dónde ir realmente, lo único que sabía
es que mis mejillas y mis ojos se encontraban completamente húmedos de tanto
llorar, nunca había llorado tanto como lo estaba haciendo en esos momentos,
sentía que nuevamente mi vida me había fallado, siempre solía decir que, las
cosas pasaban por alguna buena razón, pero en esos momentos no encontraba la
buena razón.
*El ensayo terminó, el tiempo ya llegó.*
No regresé al departamento, simplemente seguí rondando por
la escuela pensando y pensando, no dormí en ningún momento, lo único que hice
fue sentarme en una banca y seguir pensando, pude sentir como desapareció la
luz del salo y después como volvió a aparecer, comencé a sentir mis piernas
entumidas así que volví a caminar nuevamente pensando y derramando lágrimas,
parecía una llave de agua que no se podía cerrar con nada. No veía por donde
caminaba debido a las lagrimas que nublaban mi vista así que terminé chocando
con algo o alguien como era mi costumbre. Iba a quitarme pero entonces lo
escuché hablar.
-¿Qué sucede bonita? ¿Por qué lloras?-Preguntó preocupado.
En cuanto habló me solté a llorar todavía más y lo abracé como si fuera mi
salvavidas en medio de un océano sin fin. Me abrazó y comenzó a tranquilizarme
con palabras de aliento. No supe cómo ni cuando pero cuando me di cuenta
estábamos en su departamento, yo sentada en una silla del comedor y él en la
cocina preparando algo.
-Toma, debes comer algo.-Me dejó enfrente un plato con comida.
Me sentía la más hambrienta del mundo.-Ahora que estás más tranquila cuéntame
lo que te pasa. Tenemos todo el tiempo del mundo y no voy a dejar que te quedes
con todo lo que traes tú sola así que….habla.
Si me vieran en esos momentos creerían que estaba loca,
comía de una forma enferma, moría de hambre y aparte le estaba contando lo
sucedido a Anthony. Me era fácil hablar con él por lo que le conté todo lo que
sentía en esos momentos, todo lo que había pasado, le conté lo que había pasado
con Jack, le conté la situación de mis padres, terminé contándole desde mi
adolescencia hasta llegar a mí comiendo en su mesa como maniática.
-Seguro después de todo, ahora piensas que estoy loca
¿Verdad?-Pregunté apenada y riendo finalmente después de tantas lágrimas.
-¿Alguna vez viste Alicia en el país de las maravillas?-Me
preguntó cambiando de tema completamente. Se me hizo raro su pregunta sin
embargo le contesté que sí. –Vuelve a hacer tu pregunta.-Me pidió .
-Crees que estoy loca ¿Verdad?
Se puso de pie y se puso en cuclillas al lado de mí y tomó
mis dos manos en las suyas.- “ Temo que sí. Te
has vuelto loca, estás demente. Pero te diré un secreto. Las mejores personas
lo están.”
Inmediatamente sacó otra sonrisa de mi cara. -¿Cómo le haces
para siempre hacerme sonreír?
-No lo sé, por alguna extraña razón me fascina verte sonreír
siempre. –Los dos nos quedamos en silencio simplemente viéndonos a los ojos,
haciendo contacto visual, cada uno perdiéndose en los orbes del otro, cada uno
pensando tantas cosas pero posiblemente las mismas. Comenzó a acercarse más y
más y más y más y más y estaba a punto de tocar sus labios y entonces…
-¿Quieres algo más de comer?-Preguntó poniéndose de pie
mientras tomaba mi plato con comida aún.
-N-no gracias-Respondí confundida. Tomó mi plato y se lo
llevó a la cocina. Lo que acababa de pasar había sido más que raro. Esperé a
que regresara para preguntarle sobre lo sucedido.
-¿Quieres algo de tomar?-Preguntó en cuanto regresó.
-No, gracias. Pero…
-Entonces me llevo tu vaso.-Hablo antes de que pudiera decir
una palabra más. Tomó mi vaso y dio media vuelta.
-¿Por qué no me besaste?-Pregunté antes de que entrara a la
cocina. Escuché como suspiro y entró a dejar el vaso, cuando salió jaló una
silla y se sentó enfrente de mi.
-No te besé porque…tengo novia y no sé ni siquiera si tendría
una oportunidad contigo Lizzy. No me gustaría dejar una relación de tiempo por
unos segundos.
Sí, la historia de mi vida empezaba nuevamente.
-Anthony…tú…me has gustado desde la primera vez que nos
conocimos. Sé que suena estúpido pero…contigo me siento diferente. -¿Qué rayos
estaba diciendo? ¿De dónde había salido todo eso?
Soltó una pequeña risa.-Eres única. Y me besó. Tomó mi cara
con sus dos manos y lo hizo, me besó. El beso
comenzó tan solo con un roce de labios, dulce e inocente que, poco a poco, se
convirtió en algo más. Era mil veces distinto de todas las formas posibles, en
mi vida había sentido todas esas emociones en un simple beso, podía sentir
justamente lo que le pedía a David y fue entonces cuando las preguntas que me
hice hacía dos años, finalmente se aclaraban…
¿Se supone que cuando quieres debes de pensarlo? ¿Es normal sentir
miedo cuando vas a querer? ¿Uno decide a quién querer y a quién no? ¿Y si salía
lastimada como mis padres? No quería eso, y eso estaba mal ¿Cierto? ¿Cómo se
siente cuando quieres a alguien? ¿Es normal estar asustada y querer decidir si
quieres o no?
Finalmente podía responder todas esas preguntas. Cuando
quieres no lo piensas, simplemente pasa. No se siente miedo cuando vas a
querer, si realmente es amor no debe de dar miedo. No todas las relaciones son
iguales, si tus padres cometen o no errores no implica que tú los vas a cometer
también, de sus errores debes aprendes simplemente. No, no estaba mal, el no
querer salir lastimada no está mal, está mal el no atreverse a no salir
lastimada. Se siente…se siente así, sientes una explosión entera en tu
estómago, sientes que en cualquier momento vas a reventar de felicidad. Sí, es
normal hasta cierto punto, es malo cuando por el miedo no te permites querer y
dejarte querer, uno no decide a quien querer y a quien no, el amor solo…sucede.
-¿Lo ves? Siempre me haces sonreír de una u otra forma-En
cuanto terminó el mejor beso de mi vida nos quedamos recargando la frente en la
de el otro y simplemente escuchando las respiraciones. Al fin había encontrado
esa chispa.
-Tengo que ir a terminar un
error para empezar el mejor acierto de mi vida-Dijo mientras se ponía de pie.
Sabía que se refería a terminar con su relación y poder empezar algo entre
nosotros. Creo que era algo extraño, siempre nos tuvimos el uno al otro y sin
embargo nunca nos dimos cuenta de que enfrente de nuestros ojos teníamos lo
necesario para ser felices completamente: El amor. Todas las personas con las
que estuvimos, lo que vivimos simplemente era un ensayo, finalmente esto era lo
que teníamos que vivir, esto era lo real. Esta era mi vida.
*¿Cómo vivir sin sus defectos?*
-¿Comprometida? ¿Es enserio?-Me preguntó boquiabierto Jack.
Finalmente después de tres años había venido a Madrid, claro llegó esperando
que algo se pudiera dar entre nosotros pero ahora ni un coqueteo se podría, era
la persona más feliz, la persona más satisfecha con su vida, su trabajo y su
pareja. Sí, seguía con Anthony, hace un año me había graduado de la
Universidad, tenía un perfecto trabajo, representaba a una de las más grandes
empresas que pudiera haber en el país y me sentía tremendamente orgullosa de
eso, desde hace dos años vivía en un departamento hermoso con vista a toda la
ciudad con mi prometido y finalmente nos íbamos a casar.
-Sí, finalmente soy feliz Jack, al fin tengo lo que tanto
buscaba: una relación donde las cosas surgen día a día, no forzamos nada, el
amor se da como si fuera un fruto de todas las temporadas, me siento
completamente enamorada tanto de sus defectos y virtudes como de todo lo que es
él, la confianza es algo que sobra entre los dos, simplemente no te da espacio
para dudar, tenemos las peleas más ridículas y emocionantes en las cuales
puedes sentir la tensión mezclada con pasión y las podemos resolver con un
simple “te amo” o con un beso que simplemente nos roba el aire a los dos ,
cuando lo veo a los ojos suspiro y sé que es con él con quien quiero estar, a
veces simplemente peleamos por diversión y nos contradecimos por jugar, me
tratara como si fuera un pequeño trozo de cristal que en cualquier momento se
puede romper, caer o perder , sabe lo que soy, con él nunca tengo que fingir,
cuando lo abrazo simplemente es como hablar sin necesidad de palabras, solo
brazo. Siempre me impulsa a superarme y él se supera día a día, siempre tiene
un tema nuevo del cual hablarme y dejarme completamente perdida en sus palabras,
a pesar de el tiempo que llevamos juntos sigue coqueteando conmigo como el
primer día que lo hizo, a él no le importa tomarme de la mano enfrente del
mundo entero pero tampoco le preocupa si los demás saben o no de lo nuestro,
estar con él es como estar en un mundo propio donde me siento bien, me siento
segura…eso era lo que buscaba y ahora lo tengo. ¿Cómo podría vivir sin sus
defectos?
-¿Te vas a casar? No lo puedo creer. Creo que eras la
persona que más se negaba a hacerlo y ahora ve cómo estás.-Dijo haciéndome
burla y sorprendido.
-Lo sé, pero estoy segura de lo que quiero, esto era lo que
yo esperaba, esto era lo que creí que nunca iba a encontrar, con él quiero
asumir ese compromiso y no hago ningún sacrificio porque lo tomo más bien como
lo mejor que me ha podido pasar en la vida.
FIN.
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